
Muchos querrían matar a sus jefes, pero lo mejor es aprender de ellos 😉
Queremos pan. Queremos vino. Queremos ver al jefe… colgao de un pino.
Tal vez tu también bromeas (o no) diciendo cosas tan agradables… ¿Tienes o has tenido jefe? ¿Cómo te trata? ¿Qué te enseña? ¿Merece la pena? ¿Quieres ser jefe o jefa?
Hablando de jefes, queridx masajista, he tenido y sufrido muchos jefes en mi vida. Por eso quiero trabajar por mi cuenta. También te imagino trabajando por la tuya. Dando masajes. Viviendo de eso. Ganándote bien la vida. Creando equipo. Dirigiendo tú tu propio camino.
A los jefes buenos los respetas, claro. A veces incluso los recuerdas. A los malos jefes los recuerdas más, eso sí. Pero sólo recuerdas eso, que eran malos. Hoy se me ha ocurrido traducir y aprovechar este artículo de Michael Hyatt sobre el tema. Se lo dedico a todos mis cutrejefes.
Estas son algunas cosas que puedes aprender de los malos jefes. De los que tienes o has tenido. De esos que son malos en el sentido de pésimos. De mediocres. Incluso de malvados.
Algunas lecciones aprendidas de malos jefes
Lo malo que tienen es que son cutres. Muy cutres. Generan tanto malestar que no ves nada más. ¡Deja de quejarte! Es difícil darte cuenta de todo lo que te enseñan. ¡Aprende de ellos!
- El jefe marca el clima laboral. Con su actitud. Con su educación. Su saber estar… Pero sobre todo con su trato a los demás. Según maneje las emociones (suyas o ajenas) así será el ambiente de la empresa. Su comportamiento es lo más importante. ¿Das ejemplo?
- Lo que dice un jefe se amplifica fácilmente. Todos repiten lo que dice. Incluso de manera informal. Es la mayor de las comidillas. El centro de todos o casi todos los chismorreos. Para bien y para mal. ¿Mides tus palabras?
- Las palabras son muy poderosas. Si te dice algo bueno, marca la diferencia porque te anima. Si te dice algo malo, se nota porque te desanima. Si no te dice nada, también se nota. ¿Eres consciente de lo que expresas?
- Rindes más y mejor cuando confían en ti. Si ocupas un puesto se supone que puedes hacerlo, ¿verdad? Pues entonces, no señales errores sin aportar soluciones. No busques culpables. Busca maneras de mejorar las cosas.
- Si te avergüenzan, te pierden. Para siempre. Es mejor llamar la atención sin hacer daño. Ser jefe es dirigir. Un ejército. Un equipo. Una empresa. ¿Qué prefieres, soldados o esclavos?
- Antes de juzgar, escucha ambos lados. Cada historia tiene, al menos, tantas partes como personas intervienen. ¿Crees saberlo todo?
- La honestidad da seguridad. Cuando alguien miente una vez, tendrá que seguir haciéndolo para salir adelante. Y se hundirá cada vez más en un pozo sin salida. Lo mejor es decir la verdad. Reconocer cuando no se sabe algo. Ser coherente con lo que se piensa y se siente. Es la mejor manera de no pillarse los dedos con las mentiras.
- Hay que avanzar. Si se queda planificando, queriendo que todo sea perfecto, nunca dará el paso. ¿Dudas mucho? ¿Analizas demasiado?
- Exige trabajando. Si quieres que algo se haga. Si quieres que trabajen los que te rodean. Si esperas que funcionen, hazlo tu primero. ¿Trabajas mucho? ¿Eres un buen ejemplo?
- Haz bien y no mires a quién. Responde y trata bien a todos. El mundo da muchas vueltas. Nadie sabe si mañana seremos compañeros. ¿Lo habías pensado?
- Espera lo inesperado. Muchos jefes creen que todo tiene que ser a su manera. Tal y como ellos quieren. Olvidan que el plan puede fallar. Y lo pagan con los demás. ¿Tienes eso en cuenta?
Ser buen jefe parece fácil. No lo sé. Bueno, sí. Sí que lo sé: Es fácil y difícil. Pero esa es otra historia. Hoy te hablo de aprender lecciones. De cualquiera. En cualquier caso, aprende. Empieza a ser el jefe que te gustaría tener 😉
Los mediocres hacen más ruido. Lamentablemente. Tal vez necesitas jefes que te traten mal. Tal vez tienes que llegar al límite de tu paciencia. Porque, tal vez, sólo así te sentirás con fuerzas para levantarte. Sólo con el látigo te animarás a trabajar por ti.
Por eso mi conclusión es la siguiente: No te quejes, trabaja más. Trabaja para que tu jefe no se pueda quejar de ti. Si lo hace, trabaja más. Si no te gusta la situación, búscate otro trabajo. Otro jefe. O ponte por tu cuenta ya. ¿Empezamos?
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