¿Te digo qué?
No te dejan ver.
No nos dejan mirar.
O no sabemos. Que
también puede ser.
Hablo de la vida.
De cómo vives.
De la muerte.
De cultura.
Del saber.
Del arte.
De mí.
De ti.
De todo a la vez.
El ritmo de vida.
El ritmo de la tele.
Tanta velocidad.
Tantos ruidos.
Tanta información.
Todo eso…
Son nubes y polvo.
Nos tapa el horizonte.
Ni siquiera se sabe que eso existe. Una línea a lo lejos, entre el cielo y la tierra. Un límite hacia el que puedes caminar cuando sientes que te pierdes y no sabes dónde estás ni hacia dónde deberías ir ahora. Un norte. Un sentido. Un destino.
Préstale atención. De vez en cuando.
A esos sueños.
A ese sentido.
A tus ganas.
A tu refugio.
Tu historia.
Tu crecer.
Tu vivir.
A lo grandioso de la vida.
La vida.
Eso que escapa a tu alcance. Como el ahora. Como el tiempo.
Sí, ya sé que soy insignificante. Lo tengo en cuenta cuando me superan las circunstancias.
Soy insignificante.
Eres insignificante.
¿Y ya está?
Claro que no.
Seré una mota de polvo en el cosmos, pero dentro de mí hay otro universo.
De hecho, soy un multiverso. Porque siento, pienso y hago cada vez más a lo grande.
Al menos para mí. Dentro de mí. Más allá de todo.
Recuerda que sientes a lo grande. Eres antes y después de todo.
Nos vemos por el camino.
Buen día y buena semana.
.
antonReina))) 