Todo depende.
Ya.
¿De según cómo se mire?
Pues sí.
Sí y no.
Todo depende de según cómo se espere.
Cuando toca esperar es cuando se ve la verdadera esencia y actitud ante la vida de cada uno. Porque, antes y después de todo, cada uno tiene sus cadaunadas, ¿verdad?
Pues hoy le daba vueltas a lo de esperar. Hacer colas. Aguardar tu turno. Sentir cierta incomodidad. Con más o menos dignidad. Bueno, más bien a lo de saber esperar. Saber hacer cola. Saber aguardar tu turno. Permitirte sentir cierta incomodidad.
Sabemos que hay una parte impaciente que nos viene de serie. Pero la que nos debería ocupar es la adquirida. O adquisible. Esa que puedes cultivar.
¿Cultivar la paciencia?
Ya está otra vez el Antón agricultor recolector. Igual me apetece cazar…
Vale.
¿Y si fuera posible mejorar la actitud de espera también cazando?
Vigila. El objetivo es encontrar algo que te entretenga mientras esperas. Acecha a la gente. Mira alrededor. Cerca y lejos. Las caras. La ropa. Incluso alguna conversación. Gente conocida o extraña. Todos traen historias y experiencias. Unos comen. Otros le dan al móvil. Otros ensucian. Alguno habrá que te aporte algo, ¿no?
Vaya. Acabo de enlazar la espera con la curiosidad. He saltado desde saber esperar con dignidad hacia saber buscar, investigar, explorar, aprender, descubrir, acechar, rastrear y cazar.
Menuda aventura.
P. D. – Aventura como la que estoy viviendo y compartiendo en esta experiencia de publicar un correo cada día…
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