Me apunté a CrossFit. Para estudiar la oposición, aunque no aprobé.
Qué cosas, ¿eh?
Me apunté a un gym. Quería estar mejor para estudiar. Cambié horarios de comidas. Saqué muchas más horas al día para darle caña al estudio.
¿Y qué pasó?
Hoy te hablo de los pies.
Del suelo. De por qué hay que ir más tiempo descalzos. En casa, en la playa, en el césped. Donde sea que puedas descalzarte. O siempre que quieras desnudar tus pies.
Y jugando me hernié.
En el Mar Menor. Esa laguna herida, parece que se está muriendo.
Una pena. La laguna y mi lesión.
Me flipé aupando a mi pequeño retoño. Estábamos en el agua. Imaginaba que eran sentadillas con el balón medicinal. Ese que pesa tanto. Y me hice daño.
Resultó ser una hernia inguinal. Y tardé dos años en decidirme. En dar el paso para operarme. Estaba la pandemia, vale. Pero es que me aterrorizada pasar por quirófano.
Y le di largas al asunto. Muchas largas. Incluso me convencí de que podría revertir la situación solamente con cambiar la manera de andar. Aprendí a hacerme un vendaje. Hice vida casi normal.
Y redescubrí algo que ha sabía.
Lo de caminar descalzos. Para el cuerpo. Para la mente. Para el espíritu.
Ya te digo.
Lo tienes que probar. No sé si te gustará tanto como a mí. Al cambiar la manera de apoyar el pie, vas como de puntillas y eso cambia tu postura.
Desde lo más físico y mecánico, hasta lo más sutil y energético. Se nota que conectas con algo. Hay cambios en el cuerpo. Me siento más vivo. Más calmado. Más conectado. Mejor recargado. Más presente. ¿Qué te parece?
Hay mucha literatura al respecto. Yo solamente digo que lo intentes. En casa. En la playa. En la hierba. Sobre la roca. Pruébalo. Un ratico. No pises donde sea peligroso. Acostúmbrate poco a poco. Lo mejor es disfrutarlo. Deja que te estimule. Que te haga cosquillas.
Finalmente me dejé operar de la hernia. Me alegro de haberlo hecho. Esa es otra historia. La de dejarme hacer. La de entregarme. Confiando. Fue muy difícil. Gracias a ello estoy mejor. Aprendí mucho. Ahora me siento bien.
Para terminar, insisto.
Es una toma de tierra. Los beneficios se acumulan con el hábito. Aunque los notas al instante. Ahora que llega el verano. O el invierno. Da igual. Pruébalo. Ponte sandalias de esparto. O de cáñamo. Calcetines de lana. O de algodón. Tejidos naturales. Algo barato.
Y observa qué te pasa. A mí me calma.
Ya paro.
Ya me contarás.
P. D. – Las zapatillas minimalistas pueden ser caras. Tampoco te flipes. Las hay muy baratas. Buscamos el contacto directo con el suelo. Sin suela. De ti depende. Tú quítate los zapatos. Ya verás. Es uno de los conceptos que propongo para mejorar tu salud y tu bienestar. Si tienes dudas, pregúntale a tu enfermera. Tampoco te flipes.