Ni podía ni quería.
Dejar de escribir, digo.
Aunque sea más tarde.
Me pregunto si podría haber terminado más de un proyecto con la energía y tiempo que dedico a estas publicaciones. Seguramente sí.
Por otra parte, simultánea y cualitativa, también hay otros beneficios intangibles de escribir a diario.
Estoy leyendo más.
Me vuelvo más consciente.
Y prudente, porque no sé casi nada.
Dudo más de todo, porque casi nadie tiene la verdad.
Me doy más cuenta de mis hábitos en general, pues tomo notas cada día.
Y otra dimensión más que he descubierto es el feedback que recibo de quienes me leen. Aunque sea de vez en cuando. Aunque no me lean cada día. Pero sí me siguen. Por eso estoy creando mi lista de correo, para escribirle a quien se apunte.
Reconozco que todavía no me he atrevido con la lista, pero ya va siendo hora de empezar. Allí contaré por qué.
Escribir es un buen hábito.
Al menos para mí.
Como comer más fruta o aprender a cuidar mis finanzas.
Quiero seguir, aunque no sepa hacia dónde me llevará.
Supongo que en última instancia, eso de compartir es como publicitarte. Para vender escritura. Para vender entretenimiento. Para vender reflexiones. Para vender filosofía. Para vender poesía. O para ponerlo en oferta, vamos.
Lo más importante no es la venta, sino la creación.
Más que una tienda, me interesa crear unos hábitos.
Me estoy enamorando de los procesos creativos.
Y me encanta la idea de incluirlos en mi día a día.
Bien, te dejo vivir el domingo.
Disfrútalo como mejor sepas o puedas.
Te deseo mucho bienestar, más allá del sufrimiento mundano.
Mi lista, por cierto, sigue creciendo y te lo digo con una sonrisa:
https://antonreina.activehosted.com/f/1 ¡Hasta pronto!