Tengo hambre

Mi renacuajo.
Cada vez que me lo dice, ocurre algo.

En mi cabeza.
En mi corazón.
En mis tripas.

Casi no puedo reaccionar.

Me vienen a la cabeza mil miserias.
Pienso en los que no tienen para comer.
Recuerdo que los hay menos suertudos.
Y debo volver a la realidad.
Al momento presente.
Mi propia situación.

  • Tengo hambre.

¿Y qué le digo?

Pues depende.
Hay varias respuestas.
No sé por qué utilizo esas.

Casi siempre digo algo así como:

  • Estupendo.
  • Me alegro.
  • Eso es bueno.
  • Qué bien, vamos a comer.
  • Tienes suerte, hijo.
  • Vamos a preparar algo.
  • Yo también…
  • ¿Hambre de qué? – Esa es otra.

.
La idea principal es que no sé cómo vivir.

Parece que no sabemos cómo hay que hacer las cosas, en especial cuando sabes que otros lo están pasando mal. O por lo menos lo están pasando peor que tú. O por lo menos eso es lo que nos parece.

Hay un halo de culpabilidad que lo impregna todo. Una necesidad de complacer a la mayoría para que te acepten. Porque se supone que eres bueno o malo. Siento un peligro de no estar a la altura, para sentirme bien integrado. Será mi programación. No sé hasta dónde la puedo cambiar. Pero no me conformo con ese pesar.

Al mismo tiempo tengo que mirar para otro lado para no morir de pena. Hay que pensar en otra cosa para mantener cierta higiene mental. Muchas veces me basta con sentirlo. Sufrirlo en silencio. Lamentarlo aunque no me de latigazos en público. Saberlo aunque no lo grite a los cuatro vientos. Es como rezar. Es como estar. Es como mirar. Aceptar.

Y aquí llega el arte. La poesía. La contemplación. La consciencia. La decisión de redirigir esa energía mental y emocional hacia otra parte. Prefiero centrarme en lo que sí puedo hacer a mi alrededor. Por aquellos que me importan. Las personas a las que cuido. Mi manera de tratar a la gente con la que me cruzo por la calle. Creando maneras de vivir.

Es una especie de transformación. Una manera de transmutar algo que me afecta en algo que puedo hacer. Canalizo la energía hacia otra parte menos dolorosa y más práctica. Paso de lo teórico a lo pragmático. Aprovecho eso que siento para crear otra realidad a mi alrededor. Escribiendo para pensar. Ordenando mi casa para cuidar mi familia. Leyendo para alimentar mi alma. Cuidándome para poder cuidar. En fin.

El resultado es que se pueden practicar otras causas para muchas de nuestras consecuencias. Estamos trabajando en ello.

P. D. – https://antonreina.activehosted.com/f/1

¿Tienes algo que decir?

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s