¿La vida?
No sé ni cómo va.
Ni idea, de verdad.
Solamente sé que no para.
Solamente sé que no espera.
La vida avanza sin tregua.
No sé si va hacia el caos.
No sé si va hacia el orden.
No tengo manual. También voy improvisando.
Lo que sí que sé es una cosa.
Una sola cosa.
Algo que igual ni te sorprende.
Pero que a mí me da sentido.
La idea de que todo fluye en la vida.
Todo fluye. La vida fluye. Sin descanso.
Bueno, que todo fluye y que lo hace con cierta armonía. Aunque muchas veces nos parezca todo muy caótico. La vida sigue adelante. A toda costa.
Por eso me propuse escribir todos los días.
Para dejarme fluir y para conocerme.
Para expresarme, sin más.
Para abrirme y para descubrir capas.
Para practicar algún arte y ver qué me limita.
Escribo cada día. Envío un correo cada día.
Publico una entrada diaria.
No quiero dejar de crear.
Necesito sentirme creativo.
Lo sufro y lo disfruto mucho.
Me dejo llevar y me quiero dejar llevar más todavía.
Como aquello de ser como el agua y dejarte fluir.
Be water, my friend.
Estoy aprendiendo.
P. D. – Seguiré compartiendo de manera pública, al menos hasta que tenga cien suscriptores más en mi lista de correo. Entonces cerraré esta vía y me dedicaré a contarte mis antoñadas en privado. Te lo mereces. Por tu desfachatez al leerme – es broma – y por tu valentía – en serio – al decidir confiarme tu email o apuntarte a mi blog.
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