De lo espontáneo.
De lo que sale.
Sin pensar.
Sin más.
Una parte de mi se quiere expresar.
Siempre quiere salir. Como sea…
Una parte de ti también.
Esa parte tiene su aquel.
No solemos conectar con ella.
Siempre necesita decir lo que siente.
Sin más. Sin esperar respuesta.
Como el arte.
Esa parte es tu corazón.
Tu arte. Es tu parte artística.
Hay otra parte más racional.
Que siempre piensa en las consecuencias.
Es la parte que tiene en cuenta lo que puede pasar si haces ésto o lo otro.
Es otra parte que mide lo que puede ocurrir cuando te dejas llevar.
Y por eso muchas veces nos dejamos llevar. Por expresión.
Pero son menos veces de las que nos gustaría. Por inhibición.
Por lo menos así lo siento yo. Por observación.
¿Te digo qué?
No creo que sea cuestión de expresarte más o menos.
Pienso que se trata de aprender a dejarse fluir.
Estoy seguro de que se puede practicar.
Aprender a soltarse. Dejarse llevar.
¿Un secreto?
Practica algo que te guste.
Sin ninguna intención concreta.
Haz cosas que te apetezcan.
Sin más. Sin esperar nada.
Practica algo por que sí.
Una afición. Un deporte. Una habilidad.
Aunque te salga mal.
Da lo mismo.
Dice Elías que eso son los matices que nos dan autenticidad.
P. D. – Para tu bienestar, para tu crecimiento, para tu salud y para tu autocuidado: haz algo diferente cada día. Escribe con la mano izquierda. Dibuja. Estira tu cuerpo. Canta. Toca algún instrumento musical. Construye algo. Pasea. Mira al cielo. Observa la naturaleza. Lo que sea. Ya me contarás.