Las estrellas.
El cielo.
No sé si miras arriba de vez en cuando.
De día o de noche.
Da lo mismo.
Estiras la vista y piensas en el azul o gris de la mañana.
Afinas el ojo y observas las estrellas en la noche.
Si puedes, claro. Porque en la ciudad no siempre se puede.
Cuando miro al cielo me siento libre.
Me siento lleno.
Tomo aire y me doy cuenta de que nada importa. La vida está aquí y ahora, aunque en el mismo momento en que lo pienso, ese instante ya es pasado. Por eso dejo de pensar. Solamente respiro. Enderezo mi espalda y sonrío. Soy el cielo. Estiro los brazos, tomo aire y sonrío. Soy aquí. Estoy ahora. Nada más. Nada menos.
Cuando miro las estrellas me siento acompañado.
Me siento seguro.
Relajo la postura y reconozco que la vida es tan maravillosa como insignificante. Estamos hechos de vacío, como el firmamento estelar. Somos ondas y partículas bailando en el cosmos. Me quedo mirando alguna estrella lejana y lo veo claro. No soy nada y soy todo lo que estoy mirando. Soy más allá de este cuerpo y soy más allá de estos pensamientos. Me parece evidente. Somos luz. No sé. Será cosa mía.
Siempre divago y alguna vez lo escribo.
A veces me explico mejor. Otras no.
Escribo para traducir los escalofríos que me produce la vida.
Estaría todo el tiempo al teclado o con la pluma en mano.
Me atrevo a compartir estas antoñadas y las estoy recopilando.
Todavía no me atrevo a llamarlas poesía. Ya veremos.
P. D. – Apúntate a mi lista, por si dejo de publicar por aquí. Un saludo desde Murcia.
https://antonreina.activehosted.com/f/1
Miro al cielo y me convierto en un crononauta…