345. Cuentacuento 5

Aquella niña creció con un padre que pegaba. Maltraba a toda la familia. Sería por sus fantasmas, por su maldad o por sus complejos; no soy quién para juzgar. El caso es que ella, su madre y sus hermanos vivían con miedo. Hacían lo que querían, reafirmando cierta libertad; pero cuando el padre llegaba a casa se asustaban. Todo eran exabruptos o violencia; casi siempre estaba enfadado.

Se casó con su novio para escapar. Nunca plantó cara a la situación. Quería huir de aquel ambiente y librarse de su pesadilla. Sentía que le cortaban las alas; que se merecía otra cosa; que la vida no podía ser tan injusta; que lejos de allí todo sería mejor… y fue al revés. Se casó y la cagó. Empezó a desconfiar de su marido y a quejarse por todo. Tampoco era feliz ahora. Tal vez nunca fueron pareja.

Discutían a todas horas. Ella llegó a lanzarle un cuchillo entre gritos. Él aguantó todo lo que pudo, todo lo que supo o todo lo que quiso; esa es otra historia. Hasta que se divorciaron entre reproches y acusaciones. Ella volvió con su padre; arropada por la familia; ahora el culpable del sufrimiento era su exmarido. Siguió hablando mal de él durante mucho tiempo. Hasta que se volvió a casar y rehizo su vida.

¿Sabes un secreto? No sé hasta dónde podemos decidir nuestro destino. Nada es bueno ni malo. Lo correcto está en tu cabeza. La vida no es justa. Nadie hace nada bueno; tampoco malo. ¿Colorín colorado?