
La vida real. Las redes sociales digitales y analógicas. Las versiones particulares de cada cual. Divergencias y convergencias de opinión. Escuchando más y mejor. Disfrutando de charlas. Sin prisa por concluir…
Somos diálogo. Somos comunidad. Existimos más allá del individualismo egocentrista y comercial. Ese que nos quiere obedientes. Ese que sirve a otros intereses menos comunitarios.
Demasiadas conversaciones, sí. Aunque nunca es demasiada conversación. Por eso digo de conservar la tertulia. El debate. La escucha. Los argumentos. El cambiar de opinión. Diverger y converger. Aprender a pensar. Sentir y compartir. Aprender y crecer. Tan fácil, barato y enriquecedor como conversar.