Dices tú de emociones.
Ayer te hablé de decepción.
Hoy tengo una buena respuesta.
Cuando siento decepción.
Cuando me siento mal por decepcionar.
Cuando siento una emoción cualquiera.
¿Qué hago?
¿Cómo hago para lidiar con ira, rabia, angustia, odio, envidia, decepción, malestar, dolor, sufrimiento?
Muy sencillo.
No siempre fácil.
Pero sencillo.
Y diferente.
Ni explotar compulsivamente.
Ni reprimir esa energía.
No te dejes llevar ni te aguantes.
¿A qué me refiero?
A una tercera opción.
La vía inesperada.
También la más evolucionada.
La tercera opción es observar.
Observar lo que te pasa. Observarte.
Verás que eso ocurre, pero no eres tú.
Date cuenta de que eso tan intenso no eres tú.
Está ahí, muy cerca de ti, pero no eres tú.
Y con esa práctica, a solas, en silencio, observando con atención, me quedo hoy.
Tómate tu tiempo.
Toma el sol o la sombra.
Con un libro o un teléfono.
En la calle o en tu casa.
Siéntate y observa.
Te despistarás, es normal.
Pero llegarás a ese estado.
Con quietud y silencio.
Simplemente observando.
¿Será una propuesta demasiado oriental?
¿Acaso pensar y meditar no se ha hecho siempre?
¿Observar tus pensamientos sin más?
¿Seré yo demasiado raro?
Imagino que vas a tener un buen día.
Con momentos de flujo y momentos de pausa.
Disfruta lo que eres y lo que te rodea.
Vamos a cambiar el marco de ideas.
Nada un poco a contracorriente.
Eso no hace daño a nadie y te pone fuerte.
Te prepara para vivir ante incomodidades cotidianas.
Voy a reír un ratico.
Seguro que me sienta bien.
Hohó-hahá.
.