Noche de guardia

Tres de la madrugada.

Suena el teléfono.
Estoy de guardia.
Me activan.
Pateras.

En marcha en minutos.

Camino en la noche. La ciudad está vacíaEn medio de la noche.
Camino solo por la ciudad.

Patrulla de policía a lo lejos.
Sensación de calma segura.
Un chaval en patinete por ahí.
Puede cruzar por donde quiera.
Barrendero mirando su móvil.
Documental en la palma de su mano.
El tiempo parece que se ha parado.

En esta noche, a finales del verano.

Otros dos limpian calle con agua a presión.

Varios vagabundos duermen en el parque.
En el suelo, en bancos y entre los columpios.

Llego a nuestra base de operaciones.
Mi compañero en moto llega también.
Revisamos material y estamos en marcha.
Nos vamos con ambulancia hacia la costa.

En el puerto a las 4 de la mañana.
Allí se espera al menos una patera.
Guardia Civil. Cruz Roja. Policía.
Fronteras. Costas. Portuaria.
Mucha movilización y nosotros.

Terminamos tarde. O temprano.
Vuelvo a casa casi amaneciendo.
Camareros montando terrazas.
Siento agotados cuerpo y mente.
Es mi trabajo y hay que hacerlo.
Puede ser duro y una buena labor.
Siempre puede ser peor, me digo.
Siempre puedo mejorar, me digo.

Llegando a casa.
Pelea en la calle.
Gritos, zarandeos.
Un perro, un cuchillo.
Vecinos y policía.
Mucho jaleo ahí.
Me alejo cauto.

Ducha y cama.
Mañana veré.
Será otro día.
Mirando a la luna.
Me despido del día.

Lo tenía que decir.
A mi manera. Así.
Contándolo simple.
Pensándolo crudo.
Recordándomelo yo.
Sin más. Sin concluir.
Que me gusta escribir.
Y ya. Me voy a dormir.


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