Mira.
Con este calor me gusta madrugar.
Sentarme en el balcón.
Antes de que salga el sol.
Todavía se está fresco.
Y se ve alguna estrella.
Me parece un momento mágico. Se mezcla el oscuro de la noche con el brillo de la mañana. Me encanta. Aunque siempre hay alguien que lo jode.
¿Te digo qué?
Hay una alarma sonando.
No muy lejos. Edificio de al lado.
Se oye un pí, pí, pí, pí, pí sin parar. Lleva así desde anoche. Parece de un ordenador de los de mi trabajo cuando se queda sin batería.
Al principio pensaba que era un descuido. Un olvido. Le puede pasar a cualquiera. Un descuido puntual.
Ahora se pone la cosa seria. Se pasa así los fines de semana enteros. Pienso que hay alguien al que se la suda.
¿Y por qué pienso mal?
Pues no lo sé.
Será porque me canso de oírlo y estoy pensando en ir a decírselo. Aunque me manden a paseo. Y entonces me acuerdo de lo quemada que está mucha gente. Y por eso no hace bien su trabajo. No lo sé.
Estamos rodeados de gente harta de todo. Hartos del trabajo. Hartos de la otra gente. Hartos de su trabajo. De sus compañeros. De sus obligaciones. De su vida. De todo.
¿Serán esos los que se escaquean?
¿Serán los que pasan de todo cuando nadie les dice nada?
¿Será normal que vayan a trabajar sin pensar en hacer nada bien?
¿Será que se creen superiores?
¿Me creeré yo superior por querer abordar el tema del escaqueo?
¿Escaquearte del trabajo es un arte o es dejadez?
P. D. – Si quieres, puedes apoyar mi proyecto sobre el escaqueo:
https://antonreina.com/el-arte-del-escaqueo/