Mi abuela.
Tuvo Alzheimer.
Una década antes de morir. Vivió muchas temporadas con nosotros.
Te preguntaba eso de: ¿Y tú quién eres?
Se fue luchando.
Con mucha fiebre. Vino su madre a por ella.
Vivió muchas temporadas en casa, con nosotros.
Eso enriquece. Mucho.
Quien quiera saber que se compre un viejo.
Trabajó mucho en su vida.
No podía estar quieta. No sabía parar. Serían otros tiempos. Sin pereza ni tiempo de aburrirse. Por eso la recuerdo.
-Dame trabajo – decía.
Y le dábamos pequeñas tareas.
Al final solo podía enmestar.
Clasificaba bandejas con garbanzos y habichuelas que nosotros le mezclábamos a escondidas. Pasaba así muchas mañanas y tardes. Hasta agotarse. Era una mujer fuerte y dura. Le hacíamos terapia ocupacional sin saberlo.
Tuvo 10 hijos. Vivieron 7. Quedan 6.
12 nietos. 18 bisnietos. Tataranientos ya.
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¿Por qué te hablo de mi abuelica?
Porque intento recordar historias sobre ella.
Su vida con los suyos y la parte que me toca.
Y por mi proyecto sobre el escaqueo. Porque no me imagino lo que pensaría ella de los gandules que se escaquean del trabajo. Siempre han existido, pero si son buenos, nadie los ha descubierto antes…
P. D. – Puedes apoyar el futuro libro desde aquí mismo.
https://antonreina.com/el-arte-del-escaqueo/
Gracias.