
Antes escribía para masajistas. Concretamente para masajistas valientes. Que apuestan por ganarse la vida dando masajes relajantes o de bienestar, sin ninguna intención terapéutica, porque el efecto terapéutico tiene otras vías (para eso están otros profesionales de la salud). Es un tema que suele generar polémica, suspicacias y sensación de amenaza, acusaciones de intrusismo y un largo etcétera.
Ahora me estoy conociendo. Conectando conmigo. Aprendiendo a ser yo. A cuidarme para cuidar. ¿Quieres hacer algo por la salud de las personas? Entonces no hay excusa: Tenemos que trabajar en concordancia. Sí o sí. Soy un apasionado del masaje sentado, del marketing masajista, de las intervenciones callejeras para fomentar la salud… y sí, también soy enfermera. No concibo que no aprendamos a respetarnos. Como personas y como personas que quieren ayudar a la salud.