El gran apagón

Hoy no sé cuánto me durará la batería del móvil, pero no pienso dejar de publicar.

lo primero de todo que propongo es aceptación radical.

me da igual la causa lo que me importa es el efecto en mí en mi familia, en mi pensamiento y en mis acciones.

Durante la pandemia lo pasé fatal. viví y sufrí un episodio de disociación mental que no le deseo ni a mi peor enemigo.

El caso es que ahora me pilla un poco de vuelta.

No sé lo que va a ocurrir mañana, pero lo que está pasando hoy yo ya lo veía en mi enajenación mental en aquel momento.

Siempre he pensado que me gustaría jugar con mi niño un día a la semana a vivir sin electricidad. Para estimular su imaginación y sus habilidades de supervivencia, que considero deberían de ser básicas sin entrar en extremos.

En la radio, todos dicen que confían en que se recupere.

Qué remedio!

Confianza.

Y yo que pienso que todo pasa mejor… y que adopté como lema que todo es ferpecto y no perfecto…

Entonces nos quejábamos por estar recluidos, pero teníamos electricidad.

Ahora que somos libres, no tenemos electricidad.

La necesidad de transformación y mutación mental es evidente.

Tenemos que dar un paso adelante y abrir la mente, el espíritu, el alma.

Confiemos.

No queda otra.

Poco a poco se va recuperando?

Sin foto_