Pues sí, hace más de un mes que no te escribo por aquí…

Fitetú!

Bienvenido, lunático, lunática o lunátique.

Te doy la bienve a este viaje intergaláctico. O al menos inter-cuarto de baño.

A través del cosmos interior, guiado por la mismísima Luna…

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Olvídate de esos calendarios aburridos que sólo marcan días y eventos banales. Aquí exploro la influencia lunar en nuestras vidas… o al menos, eso intento.

Porque sí, la Luna, esa gran bola de queso en el cielo, influye en todo.

Desde el ciclo menstrual y su misteriosa conexión con la naturaleza, hasta el comportamiento de tu gato.

Por cierto, que si un gato te mira fijamente durante la luna llena, probablemente esté tramando algo… no te fíes!!

Luna Nueva: El caos creativo (y el desorden en tu armario). 

Es el momento de empezar de cero.

¿Una dieta? ¡Perfecto! ¿Limpiar el sótano? ¡Ni hablar! La energía es… errática. Como intentar organizar un concierto de ovejas voladoras. Es una bonita imagen, ¿no?

Cuarto Creciente: La fase de «casi lo consigo». 

El entusiasmo inicial se desvanece, pero aún hay esperanza.

Es como cuando intentas armar un mueble AEKI sin instrucciones, a la luz de la luna llena, mientras tu planta de aloe vera te observa con una mezcla de lástima y juicio.

Luna Llena: La locura colectiva (y la tuya propia). 

Aquí es donde todo se vuelve loco.

Los lobos aúllan, los gatos se convierten en ninjas felinos y tú, querida, podrías sentir la necesidad repentina de teñirte el pelo de verde neón o escribirle una carta de amor a tu crush de la universidad que ya tiene 3 hijos y un perro llamado Napoleón.

Cuarto Menguante: La fase de la “autocompasión controlada”. 

El caos se calma.

Es momento de reflexionar sobre los excesos de la luna llena. Por ejemplo: ¿fue buena idea teñirte el pelo de verde neón? La respuesta, probablemente, es un rotundo y arrepentido “no”. O sí…

Así que, mi valiente confidente, sé consciente de las fases lunares.

Porque aunque no se pueda predecir con exactitud si tu vecino va a empezar a tocar el saxofón a las 3 de la mañana durante la luna llena (es muy probable), entender su influencia en nuestras vidas podría ahorrarte algunos… momentos incómodos.

O, al menos, te dará una excusa para cualquier cosa extraña que ocurra.

¡Feliz Lunacción!

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En esta primera semana del tercer mes, toca empezar con una lluvia de ideas.

Para buscar respuestas…

A la pregunta de cómo puedo mejorar mi servicio.

Estaba claro que nuestra visión en este mundo es una forma de servicio.

Al menos eso es lo que yo concluyo.

Mi servicio es algo que le cuento a mi lista privada.

Ahora no viene al caso.

Lo que importa eres tú.

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Dale a esa lluvia de ideas.

Considera esa cuestión.

Tapronto.

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Me gusta la imagen.

No recuerdo de dónde es.
No recuerdo desde cuándo la tengo.

Campos de fuerza, como el corazón electromagnético.
Poesía pura.

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Este segundo mes del año es propicio para definir mi reto.

Yo me he propuesto varios.

Algunos tienen que ver con permitirme brillar.
Con acordarme de ser yo mismo.

Sin más. Ni menos.

Otro muy llamativo es que me he apuntado a entrenar fuerza física.

¿Y sabes qué?

Pues que la gente que va al gim es normal.

Bueno…
Hay de todo.

Amables y estúpidos.
Idiotas y generosos.
Guapos y feos.
Gordos y flacos.

Como en la vida misma.

Desde hoy me caen mejor.
La mayoría va a lo suyo.
Y yo a lo mío, ja, ja, ja.

Estoy trabajando mi fuerza física y mi fuerza de voluntad.

Siempre me aburrió el gimnasio.
Ahora es diferente.
Ahora tengo un plan.
Un objetivo claro.
Un reto coherente.

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Allí te cuento algunas antoñadas más íntimas y personales.
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