Y después del apagón vino la luz.
Volvieron la electricidad, los aparatos, los semáforos, la tele, Internet, la desconexión de los demás…
Como si nada.
Y el caso es que a mí me vino bien.
Me hizo pensar en las prioridades de la vida.
Reflexioné sobre el arte.
Sobre cómo sería nuestra vida sin electricidad. Al menos sin electricidad constante.
Cómo guardas y conservas la comida. Cómo cocinas sin electricidad. Cómo nos comunicamos a larga distancia. Cómo creamos y distribuimos el arte.
Muchas preguntas «cómo»…
.
Hoy tampoco pongo foto.
Para gastar menos datos.
Y pensar en el mensaje.
Menos apariencia.
Más esencia.
Sin foto_
.
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