Esta semana toca descansar.

Aquí una antoñada sobre mi búsqueda de propósito.

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En el bosque de espejos rotos, camino sin mapa, bajo cielos de papel arrugado, mi sombra busca su eco en la niebla.

Cae la lluvia de palabras no dichas, los sueños flotan como hojas doradas, una brújula de pensamientos olvidados gira sin descanso en mi mente.

A lo lejos, un faro de preguntas sin respuesta ilumina el horizonte de lo incierto, susurros de estrellas caen en mis manos, pintando constelaciones de deseo en mi piel.

El viento, portador de secretos antiguos, me envuelve en su abrazo invisible, y en sus murmullos encuentro la melodía de un propósito escondido entre las olas del tiempo.

Bajo la luna de los mil reflejos, mi ser se despoja de miedos y dudas, abrazando el vacío que canta con la voz de todas las posibilidades.

En este paisaje de maravillas efímeras, el propósito no es un destino, sino el viaje mismo, el arte de perderse para encontrarse, la danza eterna del ser y el devenir.

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Pasa un buen día.

anton)))

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Allí comparto mis procesos lunáticos y otra antoñadas 😉