
¿Qué hago?
¿Lo denuncio o lo dejo ir?
Esa era la cuestión.
Perdí el décimo.
¿Y qué hice?
Si lo dejaba estar, podía ser por pereza o por generosidad. Tal vez quiero que me toque y que alguien más se pueda beneficiar. Sin saber quién. Le deseo lo mejor. No necesito las gracias. Abundancia…
Si lo denunciaba, tal vez sería por miedo o por escasez. Una especie de justicia y defensa de lo mío. Un acto de fuerza por lo que me pertenece… (y eso que ni siquiera había nada que fuera mío, propiamente dicho, ja, ja, ja).
Lo dejé estar.
Compré otro y ya.
Era solamente una reflexión.
En cualquier caso, no me interesa la lotería. Compré por participar en una actividad de grupo con mis compañeros de trabajo. Nada más.
Mal plan.
Es un mal plan.
Me parece que no es un buen plan. Porque pone la responsabilidad fuera de ti.
¿Confías en la suerte?
¿Más o menos qué en tu trabajo? ¿Esperas que te llegue de fuera? ¿Esperas que te toque?
Dejaré la esperanza a un lado y me centraré un poco más en la confianza.
Autoconfianza.
Como los pájaros, sus alas y la rama…
Buen día)))
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