
Una de las cosas que mejor me ha funcionado hoy ha sido tener un compromiso que me obligue a madrugar más. Es decir, tener que hacer algo a primera hora. Después he vuelto a casa y le he dado caña a mi ritual de café, que estoy ampliando para incluir más gestos saludables.
Con esa inercia, anulo una comida de compromiso que hoy me robaría tiempo para dedicarme a los trabajos que debo entregar ya. Sacrificio convertido en inversión para mi futuro. También dedico unos minutos a limpiar una parte de la casa, porque un poco cada día es más sostenible que un día entero limpiando de vez en cuando. Y con ese mismo rebufo he practicado unos minutos de ejercicio…
Todo eso, con el café, en menos de dos horas. Listo para trabajar en los proyectos que debo entregar ya de Bellas Artes. Y me ha dado tiempo a responder mensajes, tomar el sol y escribir aquí.
Testigo del entrenamiento de mi fuerza de voluntad.
O más bien, de la redirección de mi fuerza de voluntad.
Que tengas un buen y propicio día.
anton)))
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